Venceréis pero no convenceréis (Miguel de Unamuno)

El otoño es una época del año que por su propia esencia nos resulta proclive para la reflexión y sobre todo para el diálogo tras una buena película como la que nos presenta Alejandro Amenábar, por otra parte, éxito de taquilla, durante varias semanas en diversas salas de Madrid. Cada vez resulta más complicado observar cómo las taquillas de los cines cuelgan el cartel de «no hay localidades para esta sesión». Este caso es uno de ellos y no es para menos.

La acción se sitúa en Salamanca en el inicio de la Guerra Civil Española cuando el General Franco no había asumido la Jefatura del Estado gracias a los votos unánimes de la Junta de Generales que, más tarde, concedería poderes plenipotenciarios al joven militar.

Todo ello visto bajo la atenta mirada de Don Miguel de Unamuno, Rector, en esos momentos, de la prestigiosa y reconocida Universidad de Salamanca.

Amenábar realiza un desarrollo objetivo de los hechos acaecidos por aquél entonces con una presentación de carácter histórico tremendamente pulcros. La historia fue así y los hechos que se relatan son como se presentan, en este caso, pocas licencias se permite el director, pues su objetivo es la reflexión y el persuadir, en el más puro sentido Unamuniano, al espectador en un momento crucial para la historia de nuestro país.

La fotografía es un regalo para el espectador. Bien es cierto que la ciudad de Salamanca se presta a un trabajo cuidado con esmero en el que se disfruta e invita a conocer o a volver a este lugar y pasear por los mismos lugares por los que se desarrollan los hechos que se presentan en este trabajo.

Igualmente podemos decir del trabajo de caracterización. Extraordinario y muy logrado en los personajes de Unamuno, Millán Astray y Cabanellas.

Tal ha sido la ósmosis del personaje de Unamuno con su caracterización en la persona del protagonista principal, Karra Elejalde, que él mismo cuenta que se presenta al primer casting disfrazado de anciano. Una buena caracterización obtiene un resultado positivo cuando no se reconoce al actor y se ve continuamente al personaje. Este es el caso.

La capacidad resolutiva, en cuanto a la interpretación de los personajes principales se refiere, merece una especial atención. Siendo muy positiva, en prácticamente todos, existe en la interpretación del General Franco un desnivel con respecto a los otros protagonistas del film. Resulta harto difícil presentar la figura de Franco en cuanto a la calidad interpretativa se refiere con cierta mesura sin recurrir a estereotipos de carácter cómico que ridiculicen al personaje. Si he de valorar el esfuerzo de Santi Prego por el intento no del todo conseguido.

En base a ellos, a los personajes, trataremos los diversos valores y contravalores de la cinta.

Karra Elejalde, en el papel de don Miguel de Unamuno, con una forma exquisita de hacerse con el personaje nos invita a la reflexión interior en la evolución del lingüista y filósofo pero también en su ser persona, tanto en sus miedos como en sus contradicciones, en la defensa de su familia y en su papel de pedagogo con su nieto. Su afición a la papiroflexia es una forma de evasión de los problemas que tienen en su vida, en los momentos presentes y en los pasados. La evocación constante a su mujer, tratada como un flashback en la cinta, así nos lo presenta.

La lealtad en la amistad al buscar a quienes han sido sus amigos y compañeros de viaje, en los últimos momentos de su vida, se pone de manifiesto en la petición de libertad al ya Generalísimo así como en el llamado, discurso de la raza, cuando pronuncia aquella famosa disertación con frases lapidarias como con la que hemos comenzado la presentación de esta película.

Eduard Fernández interpreta al general Millán Astray, hombre ambicioso, plagado de si mismo, fundador de la legión, ególatra y principal mecenas de Franco. Astuto y sagaz, un gran manipulador y demagogo, ahora se llaman populistas; gracias a él, la Junta de Generales cae rendida ante las posibilidades que ofrecería Franco. Sus intervenciones en momentos clave son de vital importancia en el ascenso de quien sería, después, Jefe del Estado Español durante más de 30 años.

Patricia Lopez de Arnaiz, como Maria de Unamuno, la voz de la conciencia de su padre. Impetuosa y comprometida, con gran contradicción por la actitud primera del padre pero comprendiendo y aprendiendo de las decisiones y de las palabras de alguien a quien quiere y admira profundamente.

Quisiera resaltar a los dos amigos de Unamuno, Salvador Vila (interpretado por Carlos Serrano-Clark) y Atilano Coco (Luis Zahero). Los dos representan la lealtad y la amistad inquebrantable. El primero Salvador Vila, había sido alumno de don Miguel y discute acaloradamente sobre las dos Españas con el maestro. Discusión bella, tierna, emocionante…,sería la última discusión, murió fusilado al igual que Atilano Coco, pastor protestante y masón. Gracias a él, descubrimos una faceta que engrandece la figura del pensador, su humanidad en la capacidad del arrepentimiento y en saber reconocer los errores pidiendo perdón. Todo ello, desde el ámbito de la conciencia de Unamuno, cuando tras una discusión con Atilano no vuelve a verle para reconciliarse con él. Tumbativa la frase de la mujer: «Seguro que él ya le ha perdonado».

Película muy recomendable, especialmente indicada para el ámbito socio-lingüístico y para los cursos 4º de ESO y Bachillerato. Muy aconsejada para vídeo forum de jóvenes y adultos.

Iván Bermejo.


3 Replies to “Mientras dure la guerra”

  1. ¡ espléndida y emotiva crítica que, no por breve menos analítica, invita a ver con gran objetividad histórica e interés uno de los «momentos» difíciles de una gran figura de la cultura hispánica y de las circunstancias de aquel suceso, y cumplir la ineludible obligación de visionar este film, como parte de una formación conveniente para todo buen cinéfilo que se precie…

  2. Una de las mejores películas que he visto sobre la historia de España, ya que cuenta cosa de nuestra historia que no nos explican en las aulas y según dice la critica es bastare exacta

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