O vivimos por accidente y por accidente morimos o vivimos y morimos según un plan. Ante este enunciado surgen algunas cuestiones:
– ¿Todavía pienso que lo que me ocurre en la vida es fruto de la casualidad?
– ¿He aprendido a descubrir el sentido que tienen las circunstancias que me rodean?
– Y las personas que conviven conmigo, ¿también aparecen por azar?
– ¿Me he detenido alguna vez a reflexionar en torno al plan que Dios tiene para mi?
Estos son algunos de los interrogantes que trataremos de responder durante la meditación de hoy.
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¡ interesante reflexión!…vamos a ello…