«Enseñar al que no sabe es una obra de Misericordia».

Las obras de Misericordia, más que un gesto de simpatía o de acompañamiento del necesitado, son una práctica que nace del corazón, de lo más profundo de nosotros mismos. Nacen del alma.

Decía Lorenzo Milani, creador de la famosa escuela de Barbiana, que «todos tenemos derecho a saber; saber sirve para participar y hay que participar para construir un mundo más justo».

Varios son los aspectos que acompañaban la formación en esta escuela y que aparecen ante nosotros como original: la apuesta por una escuela libre de cualquier adoctrinamiento, donde todos los alumnos eran importantes; la creación de una escuela de ideario solidario; la importancia de la lengua y de los valores; la participación activa en la valoración crítica del entorno para poder comentarlo entre todos poniendo al mismo nivel todas las opiniones, algo sumamente pedagógico y un valor fundamental: la interacción activa entre los alumnos y el maestro.

En unos días en los que estamos recordando a tantas personas que hacen mucho bien en la situación que vivimos, hoy quiero mencionar a los maestros, profesores y educadores. Su labor abnegada y su dedicación en estos días merecen una consideración muy especial y un reconocido homenaje por nuestra parte.

Hace ya más de 15 días vivíamos la noticia de que nuestros niños, adolescentes y jóvenes veían suspendidas sus clases por esta enfermedad que nos tiene sometidos y confinados en nuestros domicilios. Los alumnos veían una realidad que no habían contemplado nunca, como tampoco muchos de nosotros, en una situación nueva con visos de una solución más bien larga.

El decreto del Estado de alarma era una realidad inminente por la enfermedad que iba asolando a las familias y muchos hogares veían truncadas, al menos por un tiempo, sus ilusiones y esperanzas.

Los maestros, profesores, educadores están dando siempre lo mejor de sí mismos. La formación que han adquirido, su pedagogía, los valores que lleva consigo, la cercanía en su trabajo, el compromiso con los alumnos y con los idearios de los centros, su esfuerzo, también las preocupaciones y tantas cosas más… Todo ello, por nuestros pequeños, por nuestros adolescentes, por nuestro jóvenes, para enseñarles no solo contenidos, sino también a enfrentarse a la vida con conocimientos, con argumentos, con espíritu crítico; desde el saber, desde el diálogo con el mundo cambiante que les ha tocado y que nos ha tocado vivir.

El noble arte de la docencia como yo lo he definido en innumerables ocasiones, no solo es presentar un temario o cumplir con un expediente, o hacer que una programación se cumpla sin más o evaluar los contenidos de una materia cuando hay que reunirse en las juntas de evaluación para hablar de cómo evoluciona o no un alumno en ese curso concreto. Los maestros, los profesores, los educadores, que sienten lo que realizan con sus alumnos como una verdadera vocación, hacen de la Pedagogía un arte y emplean todas sus fuerzas y capacidades para intentar construir bien a la persona en un desarrollo lo más integral posible.

Hoy mi aplauso y mi admiración va por vosotros. Queridos maestros, queridos profesores, queridos educadores, un aplauso sentido por vuestra lucha diaria, por vuestros disgustos, por vuestros trabajos porque a veces no os sentís lo suficientemente valorados por la ingratitud de quienes no saben valorar vuestro esfuerzo.

Gracias por la ayuda que estáis prestándonos en estos momentos a través de vuestro trabajo desde casa con vuestros alumnos, es algo que muchos ya os estamos reconociendo como un gran valor y como una muestra de vuestra dedicación e interés.

Quiero terminar recordando las palabras de María Montessori y quiero dirigiroslas desde lo más profundo de mi corazón. Esto es algo que yo he tenido muy presente siempre en mis años de docencia y quiero compartirlo hoy, en este momento, con vosotros:

«Sembrad en los niños y en los jóvenes ideas buenas, aunque no las entiendan, los años se encargarán de descifrarlas en su entendimiento y de hacerlas florecer en su corazón».

Gracias por vuestra entrega compañeros; gracias por vuestra labor.

Con mi más profundo reconocimiento, recibid un fuerte abrazo.

Dale al play para escuchar la reflexión completa.

Audio: Iván Bermejo, Párroco de San Marcos, Alcalá de Henares.

2 Replies to “Meditación Día 11: reconozcamos el noble arte de la docencia”

  1. Me ha emocionado este sentido mensaje, de alguien conocedor de todas y cada una de las realidades de las personas a quienes acompaña en su ministerio sacerdotal, y en su amplia trayectoria como docente. De quien cree en la persona más allá de estereotipos y por ella trabaja cada día, sembrando siempre ideas buenas. En estos días he podido comprobar esos valores de los que habla, Padre Iván, en la preocupación constante de los profesores de mis pequeñas, que están pendientes de su desarrollo y su bienestar y así lo están demostrando con mensajes por WhatsApp, audios e incluso video conferencias para que las pequeñas sepan que son importantes, que las echan de menos, que pronto volverán a estar cerca. Me uno a ese aplauso y reconocimiento para todos los docentes, y también mi agradecimiento para usted, que cada día trae a nuestros hogares un mensaje de paz y de esperanza. Que Dios le bendiga Don Ivan

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