La humildad no es pensar que eres menos, es pensar menos sobre ti (C.S. Lewis).
El grupo Inklings de la Universidad de Oxford era un lugar de encuentro de entusiastas de la literatura que daban un valor extraordinario a la narrativa de ficción y que impulsaban la escritura fantástica. Era un grupo no oficial, inmerso en el ámbito de la Universidad, que tenía unas reuniones periódicas en un lugar determinado de Oxford y siempre los jueves por la noche. Allí se reunían C.S. Lewis, J.R.Tolkien, C.E. Stevens, entre otros, era un lugar de encuentro donde los Reinos de fantasía y los personajes que en ellos habitaban, seres mitológicos, mágicos y fantásticos, fluirían como canales llenos de vida en un paralelo al mundo real, concreto y cotidiano.
De allí, de esos encuentros no clandestinos repletos de ideas surgirían, a buen seguro, los mundos de Narnia, de la mente del medievalista, critico y ensayista británico, Lewis. Espacios irreales que transmitían no sólo momentos de distracción, sin más, sino que hablarían de valores permanentes que acompañan al ser humano, desde el comienzo de los tiempos.
En contraposición a estos valores, aparecen en los personajes de estos mundos fantásticos y en las situaciones que de ellos se derivan, la antítesis de lo positivo, de aquello que impide al hombre poder ser feliz en plenitud y por tanto desarrollarse, desde la profundidad de su ser, y poder así alcanzar lo infinito que se encontraría representado en Aslan, creador de Narnia, león vigoroso, hijo del Gran Emperador más allá de los mares. Es en él en quien se encuentra la autoridad mágica, tanto temporal como espiritual.
Como contrapartida a este personaje principal, otro elemento destacado de la mitología de Narnia, representado como mitad genio, mitad gigante en la Bruja Blanca, Jadis, interpretada por Tilda Swinton. Acompañada por el frío como elemento esencial del personaje, con una exagerada ausencia de expresividad gestual y por una tonalidad que transmite al espectador distancia, desconfianza y en algunos casos terror, se presenta como la expresión total, radical y absoluta de la maldad, la tentación, el engaño y la coacción de la voluntad. Elementos, todos ellos, que impiden el crecimiento interior de la persona misma.
Por otra parte, la cinta dirigida por Andrew Adamson, en 2005, presenta a los hermanos Pevensie, que evocan unos valores y unos referentes, algunos de ellos, heredados del Cristianismo Protestante. No hemos de olvidar la formación cristiana de rito anglicano del autor de los libros en los que se inspira esta saga.
Comencemos por Edmund Pevensie, interpretado por un joven Skanden Keynes, en un primer momento, nos recuerda al discípulo traidor Judas, pero a medida que se desarrollan las situaciones y la película, en si misma, el personaje evoluciona hasta presentarse como una persona sabia, macerada y madura presentándose con cierto halo de solemnidad, propio de un Rey del Antiguo Testamento: Salomón.
Lucy Pevensie, a quien da vida Rachel Warren, conocida como Lucy la valiente, a quien acompaña una daga y un frasquito que contiene un ungüento que sana todo tipo de heridas. Es la más dulce y la que más cree en Narnia. Es el prototipo de la fe, de la sencillez y de la humildad.
Peter Pevensie, interpretado por William Peter Moselay, es el Gran Rey Peter. Posee la autoridad sobre los otros Reyes y Reinos que el país tiene y tendrá. Posee dos elementos obsequiados por Aslan: la Espada y el Escudo. Representa la fidelidad, la constancia, la valentía, el coraje y llevaría consigo el título de hombre de confianza de quien posee atributos divinos.
Por último, Susan Pevensie, papel encarnado por Anna Popplewell. La Reina Susan la benévola a quien acompañan tres atributos: el arco, la flecha y un cuerno mágico entregado por Papá Noel, reminiscencia del protestantismo que profesa el autor de los libros. Es la más bella, la más hermosa de la familia. Junto con sus hermanos, defensora de la verdad y la justicia.
La película obtuvo un Oscar al mejor maquillaje así como otros premios de menor reconocimiento. Película que, en su momento, fue un éxito muy esperado de taquilla y que sirvió para recuperar en su lectura al autor de: «Cartas del diablo a su sobrino».
Especialmente recomendada para los cursos de la ESO y para vídeo forum con preadolescentes, adolescentes y jóvenes; cine para toda la familia.
Iván Bermejo.